trabajo, hogar, mujer, dueñas de casa, prejuicios
Imagen: César Mejías

Que vivan las dueñas de casa (y su derecho a serlo)

Dedicarse al propio hogar está muy estigmatizado en nuestra sociedad, donde se critica desde el prejuicio a quienes no tienen una labor profesional. Mane Cárcamo, sin ser personalmente una dueña de casa, alza su defensa de todas esas mujeres. ¿Cuáles son sus razones?

Por Magdalena Cárcamo @manecarcamo | 2016-10-19 | 16:30
Tags | trabajo, hogar, mujer, dueñas de casa, prejuicios
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Queridísimos lectores; partiré esta columna aclarando que trabajo fuera de mi casa desde cuarto año de Universidad. Ininterrumpidamente. Incluso en mi primer postnatal trabajé porque la necesidad tiene cara de línea de crédito. Por ende, lo que escribiré acá está lejos de ser una defensa personal o una manera de exorcizar mis rabias. El tema no me toca. Pero sí me llega y me impacta todo lo que provoca cuando alguien con total orgullo se declara como una flamante dueña de casa (me referiré en especial a las mujeres).

Los prejuicios en torno a esta labor son muchísimos y es llamativo que en una sociedad que, como nunca, ha levantado la bandera de las libertades individuales y el respeto por la diversidad, sea tan cerrada frente a quienes no sólo han elegido una forma de vivir, sino que además realizan una pega que es tan heavy como cualquier otra.

“La que no hace nada”

Hablé con varias amigas que trabajan en sus hogares, como dueñas de casa, la mayoría fue enfática en decir que las críticas más duras vienen de las mismas mujeres. Que en un carrete cuando están conversando, muchas de las que trabajan fuera de su casa, hablan de "las que no", como la mujer "que no hace nada".

“¿Y qué hace Juanita?”, “Nada po, no trabaja”. Como si hacerse cargo de la casa (lo que no necesariamente siempre incluye niños) fuera sinónimo de ser una ameba que sólo gasta aire en el mundo en el que vivimos. O peor, si se piensa que hace algo, siempre se le relaciona con la adicción al café, el gimnasio, la peluquería o el consumo desenfrenado en el mall. Probablemente mientras lees esto, inmediatamente se viene a tu mente una mujer con todas esas características que lamentablemente ha caricaturizado a las que no tienen un contrato firmado. Obviamente que las hay. Pero la mayoría de las mujeres que han optado o simplemente han tenido que quedarse en sus casas, NO se levantan a las 12:00, ni tienen un doctorado en SQP, no se saben hasta el RUT del profe de Zumba y tampoco tienen con espasmos a la tarjeta de crédito del marido. Estar en la casa, manejarla con excelencia, administrarla, darle sentido a ese trabajo, ponerle amor a algo que aparentemente es igual todos los días y vibrar con las cosas cotidianas de la vida diaria, lo encuentro un desafío hardcore. No debiese ser sancionado socialmente asumir en público el que para muchas mujeres es fascinante dedicarse a las labores hogareñas, preocuparse de los detalles, gestionar el presupuesto familiar como una verdadera empresa y aplicar creatividad para hacerlo con profesionalismo y dedicación. Yo no podría ¿y? ¿Eso hace inferiores, machistas, sumisas, sin vida a las que lo viven en plenitud? No lo creo en absoluto.

Para las que se nos quema hasta el agua, no tenemos idea de cómo pegar un botón, leemos las instrucciones del puré en caja, miramos la plancha como si fuera un objeto de la NASA y muchas veces añoramos que llegue el lunes para descansar en el trabajo, el ser dueña de casa es una opción más, pero que debiera ser tan valorada y respetada como ser CEO de una trasnacional.

“Pídeselo a ella, no trabaja”

El mundo cree que la dueña de casa es un tipo de “junior boy scout” que siempre tienen que estar lista y disponible 24/7. Probablemente en el curso de sus hijos es a la que le pasan todos los cachos, tales como ir a comprar los palos taiwaneses teñidos de arcoíris al centro de la ciudad. La encargada vitalicia del stand de la Kermesse, del regalo del profesor, de la colación compartida para el Día de los Abuelitos, la jefa de cobranza de los gastos comunes del condominio, la que siempre tiene que llevar a la suegra al doctor, trasladar a los sobrinos y apagar incendios cuando la mujer que sí trabaja está metida en una reunión con muchos gráficos coloridos y planillas Excel más complicadas que la letra chica de las AFPs. Es un dato duro que la mujer que está en la casa puede manejar su tiempo sin marcar tarjeta, pero eso no quiere decir que tenga más tiempo que el resto (o le sobre) y que podamos disponer de su agenda sin delicadeza alguna. “Dile a la Periquita que te lleve las cosas po, si no trabaja y debe estar tomando café con las amigas”. Amiga no le manejas la agenda ni a tu marido y se lo quieres manejar a la vecina. Patuíta.

¡Qué desperdicio!

Conversando con varias de las que han elegido esta forma de vida, muchas han sentido que cuando los opinólogos de su círculo se enteran que además tienen una profesión, post títulos y una trayectoria laboral importante, la gente las mira con lástima y como si fueran el boleto millonario del loto tirado al Mapocho. “Qué pena que no hagas nada después de todos los años de Universidad que pagaron tus papás”, “Tan inteligente que eras en el Magíster y ahora dedicada sólo a los niños”, “ ¿Y cómo matas tu tiempo sin trabajar?”, son algunas de las simpatías que tienen que escuchar muchas veces de la boca de sus propios familiares y/o amigos. Además los que están obsesionados con la carrera profesional, juran que cuando el marido de esa mujer llega a la casa, ella no tiene otro tema que pañales, ollas, vacunas, piojos y lavalozas. Personalmente creo que cualquier persona que sólo habla de lo a que se dedica en su día a día es una lata. Así fuera liderar la compra de un banco, manejar un equipo de fútbol o preocuparse del menú diario de la familia. Una dueña de casa feliz debe no sólo ser apoyada en su elección, si no que es fundamental que sea admirada en esa labor por quienes conforman su núcleo familiar. Porque es una pega más. Y cada uno de nosotros necesita feedback en sus trabajos, palabras de aliento, felicitaciones y espíritu de equipo.

Sin llorar

Finalmente lo que pude concluir, es que la opción que tomemos (porque acá hablamos de las mujeres que libremente pueden elegir y no de una imposición machista del marido o la sociedad) trabajar fuera o al interior de la casa, debe ser sin llorar, con orgullo, alegría y choreza. Porque en los dos lados de la vereda apareció la culpa. De la que trabaja, porque no puede estar en todas, se pierde una reunión del colegio o llega cansada a hacer las tareas. La culpa de la que se queda en la casa porque sufre el juicio social de su entorno, que no sólo no la entiende, si no que la cataloga de “floja” “mantenida” “fome” y una larga lista de etcéteras bien dolorosos. Esas culpas que finalmente no sirven para nada y sólo nos hacen ser ciegas frente a las cosas simples que nos pueden hacer felices... con mucho y tan poco a la vez.

Mis redes sociales se llenaron de la potente campaña #NiUnaMenos, una causa en la que todas las mujeres estamos de acuerdo, sin matices. También podríamos solidarizar con todas aquellas que viven en libertad de un modo distinto al mío. Dejar de ridiculizarlas, de ponerles carteles y empezar a aceptar que las cosas cotidianas nos hacen más o menos felices, según el amor y el sentido que le otorguemos. 

¿Qué otras cosas se dicen sobre las dueñas de casa? ¿Cuál es tu opinión respecto de ellas?

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Comentarios
Mauricio Hernández | 2016-10-19 | 17:18
1
Empatizo totalmente con el artículo, pero debo decir que igual hay de todo, el otro día fui a un acto del colegio de mi hijo, citado a las 10:00 am., que se cambió sin aviso para las 11:00 am. y escuché a una mamá decir "pucha, me levanté temprano para nada, debieron avisar antes..." y estamos hablando de un pueblo chico donde estas a 5 minutos de todo, no creo que dejara el almuerzo listo por que el evento era de 1 hora así que... si existen las dueñas de casa gatitas de chalet, pero creo que también existen las dueñas de casa que además trabajan y se sacan la mugre en todos sus roles... como mi querida esposa.
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Carolina Larenas | 2016-10-19 | 17:50
0
Mauricio, tal como explica el artículo, cada quien es dueño de planear su tiempo como mejor le parezca. Tú no sabes como organiza su tiempo la señora a la que escuchaste hablar. Bien puede ser que se dedique a planchar de 10 a 12 de la noche, que es el horario en que los niños duermen y ya todos comieron, o que se quedó cuidando a algún enfermo hasta las 5 de la mañana la noche anterior, y de ahí que hubiera preferido saber con anticipación del cambio en vez de perder una hora de sueño sentada en el colegio sin hacer nada.
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Mauricio Hernández | 2016-10-19 | 17:57
0
ehh, no, no era ninguno de esos casos, ahora, creo que no se entendió lo que quise decir, simplemente conozco dueñas de casa que calzan con la imagen negativa que les da la sociedad, será el 2% pero hay. Y también dueñas de casa que lo son como profesión y que más encima salen a trabajar fuera y dan el máximo en ambos "trabajos"
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Carolina Larenas | 2016-10-19 | 17:44
2
Creo que nuestra sociedad se ha profesionalizado en opinar y juzgar respecto del resto en general y de las mujeres en particular. Que si no tiene niños que por qué no tiene?, que si tiene, por qué no tiene más?, que si estudia, por qué no trabaja?, que si trabaja, por qué no estudia más?, que si se queda en la casa es floja, que si trabaja, abandona a su familia, que si abandona a su familia, bien tiene puestos los cuernos, si es ella la que pone cuernos, que la quemen en la hoguera... Y si después de todo esto, osa reclamar, la respuesta es siempre la misma: "debe andar con la regla, pobrecita".
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Mauricio Hernández | 2016-10-19 | 18:04
1
Totalmente de acuerdo con esta opinión, hay que dejar de satanizar y abusar de nuestras mujeres, sin perder el norte de que igualdad también tiene que ver con justicia (lo digo por que por otro lado, hay mujeres que abusan de la protección que les da la ley, para ir en contra de maridos/parejas cuando se separan, sobre todo con el tema hijos)
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Mauricio Hernández | 2016-10-19 | 17:53
0
Empatizo totalmente con el artículo, pero debo decir que igual hay de todo, el otro día fui a un acto del colegio de mi hijo, citado a las 10:00 am., que se cambió sin aviso para las 11:00 am. y escuché a una mamá decir "pucha, me levanté temprano para nada, debieron avisar antes..." y estamos hablando de un pueblo chico donde estas a 5 minutos de todo, no creo que dejara el almuerzo listo por que el evento era de 1 hora así que... si existen las dueñas de casa gatitas de chalet, pero creo que también existen las dueñas de casa que además trabajan y se sacan la mugre en todos sus roles... como mi querida esposa.
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María del Carmen Coeymans | 2016-10-19 | 23:48
0
Yo no tengo niños y trabajo full-time, y respeto a quienes optaron o deben hacerse cargo de su casa con exclusividad. Dicho lo anterior, creo también que todas las generalizaciones son absurdas y llevan a estos mitos bien injustos. Me parece que es un tema de personalidades e intereses, y por tanto son opciones respetables para cada quien. Lo que sí creo es que es muy latero cuando alguien no tiene intereses o actividades más allá de lo doméstico. Más allá de si uno trabaja fuera o en la casa, lo importante es cultivar los intereses, el intelecto y el espíritu. Y en todos lados hay gente muy vacía y falta de tema.
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Paper Luis | 2016-10-20 | 11:06
0
Creo que esto viene de la mano de la monetarización del tiempo. (Si no te pagan, no vale)
Con mi compañera de vida hemos conversado del tema (ella está de dueña de casa, cuidando al enanito) y lo primero que hicimos fue sacar cuentas y la conclusión fue que no nos era rentable que trabajara, por todos los costos asociados al enano (cuidado, transporte escolar, traslados, tiempo de ocio, etc).
Por otra parte también nos adecuamos a los gastos que podemos tener, si no existirá un ingreso, donde ella también es participe de los ahorros (el poder comprar en tiendas especializadas, para ahorrar es posible porque ella distribuye sus tiempos para hacerlo)
Además, no la tengo de esclava de "lávame la ropa, hazme de comer, limpia la casa, etc" si no que son pegas compartidas. (De hecho, llego a cocinar todas las noches y los fin de semanas)
Es una opción y si ella encontrara una pega donde ganara mas que yo, feliz sería el dueño de casa (De veritas... solo trabajo pq me genera lucas)
Saludos
@paperluis
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Germanita Campos Lagos | 2016-10-20 | 18:05
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Mi mamá, orgullosa dueña de casa, para quien su "título profesional" es el de eso: MAMÁ, siempre reclama por esto. Siente que muchas veces la sociedad que tanto habla del derecho de las mujeres, de las libertades, la "condena" por su opción de dedicarse a ser mamá ("y nada más" casi, como si fuera poco o indigno) Ella siempre dice que ser mamá full time fue su opción y le cuesta entender que la tilden de reprimida o retrógrada, cuando para ella no es para nada así. La verdad es que mi santa madre siempre ha tratado de hacer cosas paralelas, porque somos 8 entonces no es como que tuviera poca pega, pero siempre está en algo porque again, somos 8, entonces todo sirve jaja, y trabaja MUCHO. Así que se merece todo el respeto del mundo!
EN FIN! QUE VIVA MI MAMÁ, DUEÑA DE CASA POR VOCACIÓN! Y DE LAS MEJORES!

Saludos!!
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Serafín Ezequiel Papagno Leal | 2016-10-23 | 18:22
0
Muy valioso el artículo. Creo que vale destacar que el ama de casa debe valorar y enorgullecerse de su trabajo cuando lo hace bien. Cada persona debería sostener su orgullo de que lo que hace, sea cual sea su trabajo, lo hace poniendo lo mejor de sí mismo. Además la distribución de tareas en una familia debe ser producto de un convenio negociado en la pareja. De ese modo también los hombres pueden realizar su propia colaboración sin los prejuicios existentes. Esto vale para cualquier trabajo que realicen mujeres u hombres. La distribución de roles en la familia está en un momento de evolución y cambio, incluso importa la participación de los niños en las tareas domésticas, eso es educación a futuro.
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