El debate sobre qué hacer con el sistema de pensiones ha estado en el ojo de la prensa y la opinión pública durante el último año. Pero mientras unos defienden al sistema y otros intentan cambiarlo de raíz, existe una buena proporción de la población, sobre todo entre quienes recién se adentran en el mundo del trabajo, que tiene dificultades para entender siquiera cómo funciona actualmente.
Tanto para debatir más informados, como para tomar mejores decisiones en un tema tan fundamental como son nuestras pensiones, hemos elaborado una pequeña guía básica sobre el sistema previsional chileno. La idea es explicar todo desde el principio, porque nadie nace sabiendo. Comencemos.
Puede caerse de obvio, pero la pensión es el dinero que se te sigue pagando una vez que te jubilas y dejas de trabajar. Salvo que tengas otros ahorros o inversiones, será tu única fuente de ingresos para la vejez, así que no hay que tomárselo a la ligera.
Obviamente, una vez que dejas de trabajar, no es tu empleador quién te seguirá pagando. Por ello, en el mundo se han desarrollado básicamente dos sistemas para enfrentar los costos de esos últimos años de la vida:
Lógicamente, en este sistema, qué tan buena sea tu jubilación dependerá de cuánto hayas cotizado en tus años activos (si aportaste mucho o poco, si lo hiciste de manera continua o discontinua), aunque también influye el desempeño de la economía (dado que el dinero está invertido) y la esperanza de vida de la persona (mientras más vivas, habrá que repartir el mismo dinero en más años).
La Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) es la entidad encargada de administrar ese dinero durante los años en que el trabajador "cotiza" -es decir, mete plata- intentando obtener las mejores rentabilidades posibles para él, según el tipo de multifondo que haya elegido la persona para invertir su dinero. Una vez que la persona jubila, la AFP se encarga de pagar la pensión a la persona durante los años que le quedan de vida.
A cambio de este servicio, la AFP cobra una comisión por cada cotización obligatoria que hace el trabajador, monto que varía de una empresa a otra, esta es una comisión de entrada (es decir, ocurre al meter la plata).
Adicionalmente, las AFP ofrecen otras opciones de inversión, para quienes quieren aumentar sus pensiones por sobre el tope legal o simplemente, invertir su dinero. Por estos servicios se cobra una comisión de administración. Ya hablaremos de eso más adelante.
Como dijimos, durante los años que trabajes, tu dinero se irá invirtiendo en diferentes herramientas de inversión (acciones, bonos, depósitos, etc.), con el objetivo de que crezca lo más posible, pero las inversiones siempre tienen algún grado de riesgo (por ejemplo, caídas de la bolsa, crisis económicas, etc.). Por eso, el sistema te ofrece la posibilidad de elegir el nivel de riesgo que quieres tomar en esas inversiones:
Puedes cambiarte en cualquier momento, incluso puedes dividir tu dinero en dos fondos, aunque recomiendan no estar cambiándose constantemente, pues normalmente llegarás tarde a los movimientos del mercado y perderás más de lo que ganarás. El cambio de fondo no tiene costo.
La ley chilena establece que debes cotizar obligatoriamente el 10% de tu renta imponible, es decir, tu sueldo total bruto, incluyendo sueldo base, bonos y otros, pero excluyendo movilización y colación. Por ejemplo, si un mes ganas $500 mil imponible, debes cotizar $50 mil mensual; si ganas $1 millón, cotizas $100 mil.
El límite máximo imponible son 70,3 UF mensuales, lo que equivale hoy a un sueldo de $1.634.000 aprox. Por lo tanto, lo más que puedes cotizar mensualmente es el 10% de eso ($163 mil).
El APV es el "Ahorro Previsional Voluntario". Como su nombre lo dice, es un ahorro previsional que puedes agregar voluntariamente para mejorar tu pensión, cuando tu sueldo supera el límite máximo imponible. Al igual que el ahorro obligatorio, se puede invertir en los fondos "A" al "E".
Este ahorro opera con las mismas reglas que el obligatorio, por lo que, aunque lo hayas metido voluntariamente, no puedes sacarlo hasta que te jubiles.
Puedes tener tu APV en una AFP distinta a la que usas para tu ahorro previsional obligatorio.
La Cuenta 2 o Cuenta de ahorro voluntario es en realidad algo que no tiene nada que ver con tu jubilación. Es simplemente una cuenta de ahorro, como la que tendrías en un banco, pero que se invierte en las herramientas de inversión de la AFP. Es decir, puedes ponerla en el fondo A, B, C, D o E.
A diferencia de la cuenta obligatoria y del APV, el dinero de la Cuenta 2 sí puedes sacarlo cuando quieras. Al igual que el APV, puedes tener este dinero en una AFP distinta que la de tu previsión obligatoria.
La comisión es lo que cobra la AFP por el servicio que presta y sirve para pagar la infraestructura, personal y todos los otros costos asociados al servicio. Como estos costos son fijos, la comisión se cobra a todo evento, independiente de cómo le haya ido al fondo en que hayas metido la plata.
La comisión la fija cada AFP y corresponde a un porcentaje de la renta imponible. La más barata es Modelo, que cobra 0,77% de tu renta imponible, mientras que la más cara es PlanVital, que cobra 2,36%. El resto se mueve en el rango de los 1,27 a 1,54% Puedes comparar los costos de cada AFP en la página de la Superintendencia de Pensiones.
Este cobro es adicional a tu 10% de cotización, no se resta de ese valor. Por ejemplo si tu AFP te cobra 1,44% de comisión, en total estás pagando 11,44% (10% de cotización + 1,44% de comisión). Por lo tanto, escoger una AFP más barata no influye en tu pensión, pero sí en tu sueldo.
Dado que la comisión se resta de tu sueldo bruto, cualquier reducción del cobro debería ir en tu beneficio, no de tu empleador.
En cuanto al APV y la Cuenta 2, se cobra una comisión de administración y no de entrada (es decir, no se te cobra un porcentaje de lo que metes, sino que tienes un cobro de administración mensual), por lo que los fondos de pensiones pueden ser una alternativa a los fondos mutuos cuando tengas dinero extra que invertir o ahorrar.
Los dos puntos principales a considerar son:
Sin embargo, las rentabilidades pasadas no aseguran las rentabilidades futuras. O sea, no porque elegiste la AFP que ha tenido la mejor rentabilidad del año, quiere decir que el próximo pasará lo mismo, aunque una prolongada trayectoria de inversiones acertadas igual es una buena señal. Puedes comparar las rentabilidades de las AFP, por tipo de fondo, en este link.
En cuanto a las comisiones, estas sí son conocidas de antemano y tambien las puedes comparar en el sitio de la Safp (link). Además, la superintendencia de AFP te ofrece una calculadora para que estimes cuánto pagarás en comisiones mensual y anualmente y veas cuánto más pagarías en comisiones en las diferentes AFP, respecto de la más barata. Así puedes ver, por ejemplo, que si cotizas por el máximo imponible, la diferencia anual entre estar en la AFP más cara y la más barata es de $311.010 en comisiones.
Esto tiene que quedar bien claro: Tu plata es TU plata y opera completamente separada de los ingresos de la AFP. Es decir, la AFP sólo gana dinero con las comisiones que te cobra, pero no toca tus pensiones en ningún momento. Tanto es así, que si la AFP quiebra, tus fondos deberían quedar intactos y simplemente tendrías que cambiarte a otra AFP.
Lo normal es que entres al sistema cuando empiezas a trabajar, sin embargo, es posible entrar voluntariamente antes. Incluso un recién nacido podría cotizar, si sus padres o un tercero aportan por él.
Ahora bien, empiezas a cotizar de manera obligatoria cuando te transformas en trabajador dependiente (contratado). En cuanto a los independientes (boleteando), la cotización aún no es obligatoria, pero se están tomando medidas para que lo sea a partir del 2015. Cuando eso ocurra, si el trabajador independiente no cotiza, se le hará el cobro en su declaración de impuestos, en base a las boletas emitidas.
Tu primeros dos años cotizando quedas inscrito automáticamente en la AFP que ofrece la comisión más económica. Lo que pasa es que el gobierno hace una licitación entre las AFP y la que ofrece la comisión más baja, recibe a todos los nuevos afiliados al sistema por dos años. Las dos últimas licitaciones las ganó AFP Modelo. Después de ese periodo, te puedes cambiar a cualquier AFP.
Ojo: Para cotizar en una AFP, también debes estar afiliado al sistema de salud, ya sea en una Isapre o en Fonasa. No puedes ser carga de tus papás.
Nada, es gratis. Además, se puede hacer completamente online.
¡Lo antes posible! Cada año que pierdas afectará tus ahorros. Y dado que cada peso que pones hoy se va multiplicando día a día, el dinero que pongas al inicio de tu vida laboral valdrá mucho más que el que pongas cerca del final.
¡No! Ese dinero se utiliza para pagar las pensiones de los beneficiarios legales del afiliado. Si no los hay, pasa a ser parte de la herencia del difunto. Si tampoco hay herederos, pasa al Estado.