¿Qué hubiera pasado si a temprana edad Marie Curie, Albert Einstein o Isaac Newton hubieran tenido la posibilidad de publicar sus primeros trabajos científicos en la escuela? Quizás hubieran realizado aportes muchos más grandes al mundo de los que dejaron... quizás, porque eso es pura especulación. Lo que sí podemos asegurar es que ahora las jóvenes mentes chilenas tienen la oportunidad de dejar huella en el campo de la ciencia gracias a una revista llamada Brotes Científicos que publicará destacados proyectos de escolares de todo el país.
Esta iniciativa es un trabajo colaborativo entre la Universidad Católica de Chile, la Universidad de Santiago y CONICYT y se han logrado recopilar proyectos científicos creados por estudiantes de básica y media a lo largo y ancho de Chile.
Los trabajos, que antes fueron financiados y rescatados de diferentes congresos de ciencias por el Programa Explora de CONICYT, serán publicados en la revista que sacará dos ediciones anuales. Y lo mejor de todo es que ya está la primera disponible (tranquilo, es gratis y la puedes descargar aquí).
En ella podrás encontrar un registro de aves en la ciudad de Rancagua, un mecanismo para degradar colillas de cigarrillo utilizando hongos, un dispositivo para secar la leña húmeda en el sur de Chile usando energías renovables, y muchos otros increíbles proyectos. ¡Y lo mejor de todo es que las investigaciones fueron hechas por alumnos de 5to básico a 3ro medio!
Como bien describe el Presidente del Consejo de CONICYT, Mario Hamuy estos proyectos son “el fruto de verdaderos brotes científicos” de nuestro país y son la semilla que puede generar grandes aportes para el futuro. ¡Y ojo! Sus trabajos no sólo son gratuitos, sino también de calidad, ya que cumplen con los más altos estándares que se le piden a cualquier proyecto publicado en las más reconocidas y prestigiosas revistas científicas como Nature o Science.
Iniciativas como estas pueden ser claves para Chile, donde el desarrollo de las diferentes áreas científicas en el área escolar sigue en pañales. Por ejemplo, la Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y Tecnología (2016), mostró que más de la mitad de la población (51,3%) considera que el nivel de educación que recibió en la escuela en ciencia y tecnología es bajo o muy bajo.
Juan Pablo Ascencio y Javier Oporto, dos alumnos de 18 años del Colegio Sagrados Corazones de la Alameda, pasaron gran parte del año pasado visitando la zona de Bahía Inútil en Tierra del Fuego. Acompañados de Carlos Zurita, su profesor, y armados con máquinas de fotos, largavistas, papel y lápiz estudiaron al Pingüino Rey (Aptenodytes patagonicus) en su hábitat natural.
Sus minuciosas observaciones quedaron registradas en su proyecto que aportó material desconocido sobre estas hermosas aves antárticas.
“Por más que seamos escolares, estamos haciendo ciencia a un nivel más avanzado, porque publicar en una revista científica son cosas mayores. No es sólo una investigación de colegio, es algo más formal que nos permite aprender a hacer ciencia como lo haría un profesional titulado”, comenta orgulloso Ascencio.
Como ese, otros nueve proyectos fueron seleccionados para formar parte de la primera edición de Brotes Científicos. Pero eso no es todo, el programa ya cuenta con 39 proyectos de diferentes áreas temáticas como biología, física, química, agronomía, ciencias sociales, arquitectura, entre otras, que se irán publicando en las próximas revistas.