Durante este último tiempo, Chile se ha visto envuelto en escándalos como el caso Penta, Caval y SQM, los que han demostrado que las irregularidades, la corrupción y las faltas a la ética han afectado tanto a la gente, como a la política y a los negocios, y que es absolutamente necesario erradicar las malas prácticas de manera urgente.
Ayer en cadena nacional, la presidenta Michelle Bachelet anunció una serie de medidas para enfrentar la crisis institucional que afecta al país y la necesidad de establecer un marco regulatorio entre la política y los negocios. Tras su discurso, el Consejo Asesor Presidencial Anticorrupción, presidido por el economista Eduardo Engel, liberó el informe de la Comisión Asesora contra los conflictos de interés, el tráfico de influencias y la corrupción, en un documento que contiene cinco capítulos con 234 medidas, que fue elaborado en un plazo de 45 días por un grupo de 15 consejeros.
Michelle Bachelet interrumpió anoche los noticiarios para anunciar que a fines de la próxima semana se entregará el plan completo de Anticorrupción, señalando que estas “medidas severas” serán unas de las reformas que marcarán el legado de su Gobierno, adelantando además que en septiembre se dará inicio al Proceso Constituyente abierto a la ciudadanía para crear una nueva Carta Fundamental para Chile.
“El país ha conocido irregularidades, corrupción y faltas a la ética que afectan a la política y a los negocios. Eso es grave, porque deteriora nuestra democracia y crea abusos, privilegios y desigualdad. Los chilenos y chilenas están molestos”, señaló la mandataria al iniciar la cadena nacional.
Tras estudiar a cabalidad las propuestas contenidas en el informe del Comité Anticorrupción, la presidenta informó ayer, que dentro de las principales medidas que serán incluidas, destacan:
Si bien el informe contiene las propuestas mencionadas ayer por la Presidenta y otras que ya se están tramitando en el Congreso hace meses, también incluye medidas completamente nuevas, como restringir por un año que ex ministros u otras autoridades sean contratados en el sector privado en las áreas que regulaban, y también limitar a los alcaldes a una sola reelección.
Y aunque el foco de las medidas se mantiene en el financiamiento de la política, el informe agrega áreas poco fiscalizadas como los municipios, las compras públicas, los gobiernos corporativos y el mercado, dividiendo las propuestas en cinco capítulos. Les dejamos las principales.
Hay que aclarar que no necesariamente todo lo planteado por la comisión asesora será recogido por el gobierno, aunque sorprendió a la opinión pública que la Presidenta hiciera suyas tantas de las medidas propuestas.
Capítulo I: la prevención de la corrupción
Con el objetivo de fortalecer la integridad en la vida pública y prevenir la corrupción y el tráfico de influencias, la comisión propuso:
Capítulo II: la regulación de los conflictos de interés
Con el objetivo de que las decisiones y acciones públicas se inspiren en intereses colectivos y no particulares, el consejo postula:
Capítulo III: el financiamiento de la política para fortalecer la democracia
El consejo propone financiamiento público y fiscalización para lograr una democracia fortalecida:
Capítulo IV: la confianza en los mercados
Para recuperar la confianza en los mercados y prevenir prácticas de probidad:
Capítulo V: la integridad, ética y derechos ciudadanos
Con el fin de lograr sociedades con bajos niveles de corrupción, donde lo público esté adecuadamente separado de lo privado, el consejo propone educar y difundir estándares éticos para promover la honestidad.
Aquí puedes revisar el informe completo.
Si bien el anuncio de Bachelet sobre las distintas medidas para combatir la corrupción obtuvieron variados respaldos por parte de las autoridades y la sociedad; fue el anuncio de un proceso constituyente –que incluye procesos de asambleas y cabildos ciudadanos para formular la nueva Carta Magna– el que acaparó todas las portadas y el que generó más reacciones negativas.
Una de las principales críticas que ha recibido es la supuesta inestabilidad económica que traería el hecho de anunciar el inicio de un proceso ambiguo para una nueva Constitución. Joaquín Lavín dijo que “desde el punto de vista de la economía y creación de empleos, anunciar que en septiembre parte proceso para nueva Constitución no ayuda en nada”.
El presidente de Chile Transparente, José Antonio Viera Gallo calificó, en La Segunda, lo expuesto por Bachelet como “una buena síntesis de propuestas que ya están avanzadas “, pero advirtió que “hasta ahora son sólo enunciados” y que lo que falta es “priorizar las medidas y ponerse a trabajar”.
Por otra parte, una de las aristas más criticadas es el supuesto riesgo de impunidad en los casos actuales, ya que hay personas que están siendo procesadas por emisión de boletas o facturas falsas, quienes, de legislarse nuevamente una ley al respecto; podrían quedar impunes. El presidente de la Fundación Pro Acceso, Federico Allendes, comentó que “no nos sorprendamos de que en el futuro mucha gente salga absuelta. Pienso que hay que ser muy cuidadosos con este anuncio, porque puede llevar a errores de interpretación”.
Otro punto controversial es que al anunciar un Proceso Constituyente, se puede entender que la idea de Asamblea Constituyente de la que se había hablado hasta el momento, no tendría efecto. El sociólogo Eugenio Tironi, señaló en El Mostrador que “Bachelet selló la muerte definitiva de cualquier respaldo a una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución”, agregando que “ lo que plantea la Presidenta revela mucho coraje, convicción, congruencia y bastante moderación, porque no está planteando una Asamblea Constituyente ni nada por el estilo, sino que un diálogo mucho más moderado”.
Y si bien Tironi está completamente de acuerdo con lo presentado por la presidenta, existe un gran porcentaje de personas que sí defienden la Asamblea Constituyente, como el caso de Giorgio Jackson quien señaló que “sobre una nueva Constitución, quedarse sólo en cabildos y audiencias, no es empoderamiento del pueblo: necesitamos nuevo pacto político y social”, y dijo además que “la parte más incómoda de sus palabras fue la ambigüedad de llamar un proceso constituyente”.