Las niñas no deben aspirar a que un príncipe azul las bese para despertarse, ni que un caballero las salve para cambiar sus vidas miserables, ni mucho menos que un hombre sea el protagonista de sus vidas y la razón de su existir. Los niños tampoco deben aspirar a ser superhéroes, ni a ser proveedores únicos de seguridad y bienes, ni crearse la imagen de que las mujeres son seres frágiles, dependientes y que sólo buscan seguridad económica.
La realidad es bastante diferente, y si bien los cuentos de hadas también transmiten otro tipo de valores favorables para los niños y niñas, como la amistad, la bondad y el amor familiar; en temas de género y sus roles, suelen quedarse siglos atrás, aunque últimamente se han visto avances al respecto,y Disney, por ejemplo, está apostando por temáticas diferentes en la que las niñas también pueden ser superheroínas y en la que los niños también pueden tener sentimientos. Bien ahí. Es un avance.
Bajo esta misma filosofía, y con la intención de encontrar ejemplos positivos con los cuales las niñas y niños se inspiren e identifiquen, es que la editorial argentina Chirimbote, lanzó la colección de libros infantiles Antiprincesas,con mujeres Latinoamericanas como protagonistas, propuesta que busca derribar los viejos estereotipos sexistas en las primeras lecturas de los niños, generando así libros para niños del siglo XXI.
“Contamos historias de mujeres… ¿Por qué?, porque conocemos muchísimas historias de hombres importantes, pero no tanto de ellas… Sabemos de algunas princesas, es verdad, pero qué lejos están de nuestra realidad esas chicas que viven en castillos enormes y fríos. Hay mujeres por acá, en América Latina, que rompieron los moldes de la época”, cuentan sus creadoras, y agregan que la idea es “proponer otra mirada para que las niñas encuentren otros espejos donde mirarse”.
Los primeros dos libros de la colección que inauguraron la serie Antiprincesas, cuentan la historia de Frida Kahlo y de Violeta Parra, y ambos son narrados por la periodista Nadia Fink, e ilustrados por Pitu Álvarez. Éstos proponen un recorrido de lectura intervenido por palabras, ilustraciones, recuadros y llamativas imágenes que permiten a los niños seguir el hilo de la historia sin distraerse, logrando así su completa atención.
El tercer libro que se lanzará pronto narra la vida de Juana Azurduy, patriota del Alto Perú que luchó en las guerras de independencia hispanoamericanas por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata. Y ya empiezan a sonar otros nombres para las siguientes ediciones como Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik, poetas. Lola Mora, escultora. Micaela Bastidas, precursora de la independencia hispanoamericana.
En esta entrevista de un medio trasandino, la autora comenta que lo que la motivó para dar nacimiento a esta colección fue "un conflicto latente en la educación. Por un lado el auge del modelo de la princesa que instaura Disney, reforzado en cada nueva producción cinematográfica de la factoría, y por el otro la llegada de un modelo que eleva y resalta las figuras de mujeres luchadoras, comprometidas con su tiempo y su entorno. Hay un creciente interés en desenterrar historias de mujeres independientes y luchadoras, antes ocultas. Entonces la idea de la colección surge por sí sola”.
En cuanto al criterio de selección de personajes, Nadia cuenta que “pensamos en personajes conocidos que no se les enseñaban a las chicas y los chicos, tal vez porque no sabían cómo explicarles sus conflictos con la sociedad machista. Hay cierto temor a mostrar otras formas de encarar la vida, sobre todo con respecto a la maternidad, la relación con el propio cuerpo, la sexualidad, etc. Mientras tanto, encontramos a esas princesas europeas tan alejadas de nuestra realidad latinoamericana que, además, muestran estereotipos de mujeres muy diferentes a lo que somos. De ahí que lo de Antiprincesas no es tanto en un sentido negativo, sino que acercamos a las y los más pequeños historias de mujeres reales que trascendieron su tiempo y rompieron estructuras”, y agrega que “la ideología recurrente es la búsqueda del arte popular, la lucha por la libertad y la igualdad de género.
Es común que los padres, apoderados y educadores sientan cierto conflicto y miedo por cuánto y cuándo se les debe mostrar y enseñar a los niños en cuanto a ideologías. Está el temor de imponerles "verdades" que son completamente subjetivas, pero por otra parte también está el miedo a abrirles demasiado la mente y dejarlos sin bases sólidas, para que la construcción de sus fundamentos y opiniones sean firmes y consecuentes. Y tampoco es novedad que muchos adultos presentan el miedo a mostrarles demasiadas cosas de la realidad que podría apresurar la adultez y de paso coartar la niñez.
La autora de la colección nos invita a no subestimar a los niños y cuenta en esta entrevista que “partimos de la base de que los chicos y chicas son diversos, curiosos sensibles y abiertos por naturaleza, que luego se van estructurando a partir de imposiciones externas; así creemos que abordar la vida de una referente ineludible del siglo XX que supo transformar su dolor en arte, es una manera de acompañar la curiosidad de niñas y niños, a la vez que les brindamos una mirada más transformadora y amplia de quienes nos precedieron en la historia”.
Y en cuanto a lo ideológico, Nadia considera que no solo es necesario, sino que indispensable porque “les entrega el valor para que las historias puedan ser un espejo distinto en el cual las niñas de hoy puedan reflejarse. Y las ideologías sirven para eso, porque desde la rebeldía, la pasión y mucha alegría han pensado en el compromiso propio, pero también con las y los otros. Algunas a través del arte, la literatura, la lucha de género, la cultura originaria, la revolución, las enfermedades, las capacidades diferentes, etc. Eso es fundamental porque creemos que nuestros pequeños tienen un espíritu colectivo que estimulamos contando estas historias de mujeres maravillosas que se animaron a poner las cosas patas para arriba. No importa si son anarquistas, comunistas, socialistas o peronistas”.
Otro tema que para la autora es fundamental de trasmitir es la relación a los parámetros de belleza que tiene la sociedad, ya que considera que “son muy crueles, porque están asociados a una perfección de Barbie que está alejado de lo humano. Y si bien no vamos a cambiar años de estereotipos con un libro, sí creemos que depositar la belleza en características más humanas e importantes como la creatividad, el arte, la alegría y la libertad son pasos para romper esas estructuras tan dañinas, sobre todo para las niñas”, y agrega que “nuestro granito de arena es aportar a que las niñas puedan crecer con estos otros reflejos de mujeres creativas, que intentan superarse, solas o con sus hijos, que salen a trabajar pero siguen siendo quienes más se hacen cargo de sus hogares de sus niños y niñas, pero que siempre están en movimiento para que las cosas no queden como están”.