Esta nota fue publicada en 2016 por El Definido, hoy la destacamos en vista de la persistencia de este tipo de situaciones en los entornos escolares.

Uno tiende a pensar que el acoso escolar afecta únicamente a los niños que no son muy agraciados físicamente, o que son tímidos o que tienen algún problema puntual evidente como ser tartamudos, cortos de vista, tener malas notas, hablar diferente, etc. Pero la verdad es que si bien los factores anteriores aumentan las probabilidades, cualquier persona puede convertirse en víctima de bullying o acoso.

La joven de la foto es Andrea Henríquez. Una linda joven chilena de 18 años quien sufrió en carne propia el acoso escolar a pocos meses de haberse mudado a Ecuador, cuando tenía 11 años, debido al trabajo de su padre. Sobrevivió al maltrato físico y sicológico por parte de sus compañeros de curso y con valentía, perseverancia y apoyo familiar, terminó empoderándose y venciendo el bullying.

Su experiencia la marcó de tal manera, que una vez superado su trauma, decidió hacer algo al respecto y ayudar personalmente a todos los niños que son víctimas de acoso escolar, a prevenir el maltrato entre compañeros y a identificar y apoyar especialmente a aquellos niños autores del bullying, porque según Andrea son ellos los que necesitan más ayuda.

Actualmente Andrea da conferencias sobre su experiencia de superación en distintos países, implanta su proyecto anti bullying “Volando en V” para ayudar y prevenir nuevas víctimas en distintos colegios de Ecuador y ahora en Chile, por el cual ha recibido muchos premios de liderazgo. 

Qué se siente ser víctima de bullying

A los 11 años Andrea y su familia se mudaron de Chile a Ecuador por motivos de trabajo de su padre. Andrea recuerda haber estado ansiosa de entrar a un colegio con gente nueva y hacer nuevas amistades. Siempre había tenido un buen grupo de amigas y nunca había tenido problemas en el colegio, porque era buena alumna y era una niñita sociable y muy querida por sus compañeros.

Pero la realidad en Ecuador fue diferente. Entró a un colegio en Guayaquil y al principio la recibieron bien, sus compañeros se mostraban entusiasmados de recibir a una alumna extranjera. Pero Andrea cuenta que rápidamente las mujeres empezaron a mirarla raro.

"Hubo un grupo que no conocía, muy grande, que se fue en mi contra.Unas 30 niñas aproximadamente. Me ponían apodos. El abuso fue físico, sicológico, fue ciber bullying también.Me hicieron de todo. Me trataban de muñeca plástica",relata Andrea a La Tercera, agregando que "me tiraban el pelo, me tiraban agua. Hasta incluso hicieron unas poleras con una Barbie y una frase al lado horrible, insultándome".

Su experiencia fue bastante traumática. No quería ir más al colegio, sentía mucho miedo, impotencia y más que nada, se sentía muy sola. El colegio tomó la medida de suspender a todas las niñas que llevaban la polera y retaron fuertemente al resto por no haber hecho nada al respecto, pero Andrea cuenta que no fue suficiente, que eso fue sólo una medida parche, porque el odio seguía igual; y que la verdadera solución se dio cuando un día, un grupo de alumnas más grandes decidió apoyarla y hablar al frente de toda la generación respecto al rechazo que sentían frente al bullying y a la necesidad de erradicarlo completamente del colegio.

Andrea cuenta que la intervención de niñas mayores del mismo colegio, quienes crearon conciencia en la generación e hicieron que las agresoras se sintieran culpables, fue clave, porque a un adolescente le influye mucho más lo que opinen sus pares que los propios profesores e incluso que los padres. Las alumnas de educación media fueron quienes se dirigieron a las niñas de quinto a octavo básico (edad en la que se presencian más casos de bullying escolar) y funcionó porque las más chicas suelen admirar y respetar mucho a las mayores. Y pasó que, tras el discurso de las más grandes, las compañeras que abusaron de Andrea, se pararon inmediatamente a pedirle disculpas.

Al generar esta conciencia en las alumnas, Andrea también fue capaz de perdonar a sus agresoras, de entender que el problema estaba en ellas, de que ella no era culpable y hoy dentro de sus mejores amigas figuran algunas de estas mismas chicas.

Su proyecto para ayudar a otras víctimas de bullying

Una vez cerrada esa etapa, Andrea siguió con su vida pero un par de años después, se dio cuenta de que había otras personas sufriendo lo que ella había vivido, por lo que decidió ayudarlas de inmediato.

“Empecé a realizar entrevistas sobre los casos de bullying que había en cada curso. Toqué la puerta de la directora, le pasé el cuaderno y le dije: tenemos que hacer algo”, cuenta Andrea en esta entrevista a Mujer Impacta. La directora aceptó de inmediato y se reunió a un grupo de 30 alumnas voluntarias de distintos cursos, quienes durante las reuniones iban entregando ideas para combatir el bullying, y así fue como nació lo que hoy se llama “Volando en V”, un proyecto guiado por alumnas, con testimonios, charlas y actividades para crear conciencia sobre el bullying.

El nombre del proyecto hace referencia a la formación de las aves en vuelo. “Es una explicación científica potente: cuando un ave vuela delante de otra implica que le hace el vuelo más fácil a la de atrás, el mecanismo está estructurado de tal manera que todas se necesitan, es como un gran ejemplo de compañerismo”, explica Andrea a Mujer Impacta.

Lo que busca el proyecto, es generar un círculo de apoyo potente a los niños que son víctimas de bullying. Entrega consejos a los padres y educadores de cómo apoyarlos durante este proceso, donde una de las claves, según ella, es no cambiarlos de colegio, porque esto sólo sirve para evadir el problema y potenciar la inseguridad y la baja autoestima de la víctima. Andrea dice que es necesario no victimizar aún más a las víctimas, hacerles entender de que ellas no son las culpables, de que deben hablar ante episodios de acoso escolar y aprender a enfrentarlos de la mejor manera.

Por otro lado, "Volando en V" fomenta la participación activa de todos los alumnos, invitándolos a reconocer, rechazar y denunciar todo tipo de actos de acoso y maltrato, para que todos sepan que el hacer bullying es algo negativo, generando así conciencia al respecto, promoviendo además que en caso de que suceda, la víctima tendrá apoyo inmediato en sus pares.

El proyecto se enfoca también en dar apoyo especializado a las personas que practican el bullying, porque como señala Andrea, en ellas está la base del problema, ellas son quienes tienen más problemas y es necesario apoyarlas para combatir las razones que las llevan a ejercer el maltrato, las que, según ella, generalmente tienen que ver con problemas familiares.

Andrea comenzó a implantar el programa “Volando en V” en su colegio en Guayaquil y, al convertirse en un verdadero éxito, empezó a dar charlas en distintos establecimientos educacionales de Ecuador con el fin de fomentar la buena convivencia escolar.

Tiempo después el Ministerio de Educación de Chile se comunicó con ella para invitarla a participar en un seminario (dejamos el link del video aquí) sobre maltrato escolar dirigido a directores de colegios de todo el país, y durante ese mismo viaje comenzó a contar su testimonio en algunos colegios de Santiago.

Actualmente, Andrea se encuentra en Chile cursando cuarto medio y ya ha implementado su proyecto en varios establecimientos del país. Espera entrar el próximo año a la universidad y luego planea especializarse en gestión de políticas públicas que ayuden a solucionar problemas sociales.

¿Qué otras medidas conoces para combatir el bullying?